jueves, 30 de junio de 2022

 9. Un breve paréntesis para mirar atrás (2)

    Si las personas que vivían en este enclave del cabezo, disfrutaban del agua que proporcionaba la Fuente Vieja, existían otras zonas en las que al parecer se abastecían de agua de pozos.

    En efecto, tenemos indicios y pruebas de lo que fueron pozos de agua potable, que surtían del líquido elemente a quienes vivían por esas otras zonas de los cabezos.

    Nos remitimos de nuevo a la obra de la UHU, “AQUA ONUBENSIS EL ACUEDUCTO DE ONOBA AESTVARIA” (Figura 2, entrada 2), en el Capítulo 7, “Aqua Onubensis: captación y suministro de la ciudad de Onoba”, firmado por Javier Bermejo Meléndez y Juan M. Campos Carrasco. En este trabajo se plantea “una síntesis sobre el sistema de captación y suministro del líquido elemento en la ciudad de Onoba”.

    Entre otros detalles muy interesantes que invitamos a conocer leyendo esta publicación, se menciona la existencia de pozos de registro: “Además del conocimiento que sobre su trazado, actualmente desconocido, aporta este plano, en él se encuentran indicados hasta cuatro pozos de registro o Spiramina, lo que permite establecer la distancia media que había entre ellos.” (pág. 192).

    A continuación de esta frase, los autores del trabajo escriben lo siguiente: “Prácticamente, en el mismo momento de la elaboración del anterior plano, se produjo en las inmediaciones de los terrenos del Parque Moret el hallazgo de un nuevo ramal del acueducto. Como consecuencia de la realización de un pozo que conectase con la galería, la cual al parecer se conocía, parte del terreno cedió dejando vista un tramo de galería a una profundidad de unos 15 m, obra la cual se encontraba en un estado de conservación razonable.” (pág. 192).

    Continúan con su interesantísimo relato y siguen haciendo mención a diversos pozos, “…algunos de los cuales se encuentran comunicados de lo que todo parece indicar que son aperturas que han pinchado la antigua obra romana.” (pág. 195). 

    Este detalle del “pinchado” coincide con lo que se menciona en el texto reproducido en la entrada 3. Un poco de perspectiva histórica

… <<Sólo dos años duró esta abundancia pues a pesar de los esfuerzos tardíos del ayuntamiento, el acueducto se encontraba ya irremisiblemente dañado. En agosto de 1774, el ayuntamiento hacía constar en un acta la total sequedad de la fuente de la plaza de las Monjas y denunciaba las acciones de los propietarios de los cabezos del Conquero respecto de las lumbreras existentes en sus tierras, que utilizaban como pozos particulares.>>   

… <<Durante la segunda mitad del siglo XIX, la Diputación seguía recibiendo denuncias acerca de la forma en que algunos vecinos propietarios de huertas extraían el agua del acueducto por diversos pozos no autorizados, obstruyendo premeditadamente su curso, perjudicando así la afluencia hacía la fuente, lo que constituía el principal motivo del deterioro del acueducto.>>

    De esto puede deducirse que, posiblemente, muchos de los pozos existentes en las zonas próximas al cabezo (en este caso principalmente al del Conquero), fueron aprovechados por las personas que por allí vivían, valiéndose de las perforaciones ya existentes que pudieran corresponder con los pozos de registro o spiramina del acueducto subterráneo.

    Para verificar esta idea valga un ejemplo. En las imágenes 39, 40 y 41 puede verse la boca de lo que en su día fue usado como un pozo de suministro de agua para las personas que vivían en ese punto del cabezo. Está situado a la altura de la Ciudad Deportiva al este, y entre Plaza de los Dolores y Barriada del Carmen al oeste.





Figuras 39, 40 y 41. Las dos primeras son del año 2016 y la tercera (que no tiene la malla naranja) de marzo de 2022. En su día fue un pozo de agua de la casas que había en esa parte del cabezo (Chorrito Alto). Posiblemente sea una de las spiramina o pozo de registro del acueducto. Su situación coincide con una posible línea trazada de la galería del acueducto subterráneo desde el Santuario de la Cinta, hasta la Fuente Vieja, o incluso hasta la Plaza de San Pedro (F.O.)


    Y una spiramina ya contrastada que es visible aún y que está precedida por una galería de acceso, inclinada desde la superficie hasta la boca del pozo, es la que existe en una vaguada del cabezo del Conquero, orientada al oeste cerca de la Fuente Vieja y del bar mirador Mandala (figuras 42, 43 de febrero 2021, 44 y 45 de abril 2015, F. O.).





martes, 28 de junio de 2022

 8. Un breve paréntesis para mirar atrás (1)

Antes de seguir el itinerario temporal trazado para este blog divulgativo, merece la pena detenerse en un pasado no tan lejano.

Cualquiera que pasee por el Cabezo del Conquero podrá ver restos de construcciones en varios puntos del mismo. Restos que pertenecen a viviendas que había en casi toda su extensión. Obviamente, en la zona de Fuente Vieja también las había y muchas.

Justamente en la vaguada que se formaba (y se forma) a ambos lados del cauce del agua que brota de la fuente, existía un conjunto de casas seguramente construidas para aprovechar con más facilidad el líquido elemento por tenerlo más accesible.

Como el derribo de las viviendas no es tan lejano en el tiempo, aún viven personas de diferentes edades que pueden atestiguar lo que era el día a día en esas casas y cómo vivían en ese lugar privilegiado. Quizás hubiese sido interesante haber sopesado la posibilidad de encontrar otra solución diferente a la que se tomó, el derribo de las viviendas y punto. Solo ha quedado la que se conoce como la casa Villa Rosa, una construcción para un posible futuro proyecto de no se sabe qué, porque corre el riesgo de que solo se quede en eso, en un proyecto, pues de no tomarse medidas de forma urgente (ya está pasando demasiado tiempo), el edificio ya bastante deteriorado, corre el riesgo de convertirse en un montón de escombros.

Figura 30. Captura supuestamente tomada de la Fuente Vieja. (RR.SS.)


Figura 31. Imagen de finales del siglo XIX. Camino que llevaría a Fuente Vieja, la caseta que se ve al fondo, supuestamente es la de la imagen anterior. (RR.SS.)



 


Figuras 32 y 33. Imágenes de la misma zona en diferentes épocas. Viviendas que existían en lo que hoy es una explanada en los bajos del Bar Mirador Mandala, arriba de Fuente Vieja. En la parte superior derecha en la segunda imagen y centro superior de la primera, se puede apreciar la casa Villa Rosa, única que queda en pie. (RR.SS.)

 Figura 34. Casa Villa Rosa. Junio 2022 (F.O.)







Figuras 35, 36 y 36 bis. Tomadas desde el cabezo, en las que puede verse lo que hoy es parte de la Av. Cristóbal Colón, Bda. Navidad, calle Menéndez Pelayo y parte del barrio de Las Colonias. Algunas de las casas que se ven en estas imágenes aún existen en la actualidad. La vaguada de la imagen 36 es la ubicación del camino a la Fuente Vieja y la construcción rectangular del centro inferior de la imagen 36bis parece que es la "caja" de dicha fuente, que coincidiría con las imágenes 30 y 31 anteriores. Las casas que se aprecian en la vaguada del cabezo fueron derribadas y hoy presenta el aspecto de la imagen 38. (RR.SS.)


Figura 37. Captura tomada desde algún punto alto de la calle Menéndez Pelayo. Vaguada de la fuente Vieja, con casas a los lados y en la parte alta del cabezo (imágenes 32 y 33). En el centro  puede verse la “caja” de la Fuente Vieja y lo que parecen ser personas cogiendo agua. Esta fotografía ha sido facilitada por Pepa González, una vecina de la calle Menéndez Pelayo.


Figura 38. Estado actual de la zona donde estaban las casas que se ven en las imágenes 36, 36 bis y 37, poblada de árboles, arbustos, cañaverales, etc. (F.O.)


sábado, 25 de junio de 2022

 7. Fuente Vieja, (era) una gran desconocida de Huelva

Como es natural, muchas personas del barrio donde está ubicada la Fuente Vieja y también de otras partes de la ciudad, conocían que en esa zona había una salida de agua del cabezo desde hacía mucho tiempo, principalmente porque habían vivido por allí y lo sabían de primera mano, o porque de pequeñas habían jugado o merodeado por la zona y lo habían visto. Pero en general, la inmensa mayoría de la población, incluida la del mismo barrio de Las Colonias, desconocía la existencia de ese lugar y sobre todo de su peculiaridad, puesto que quienes lo habían visto pensaban que el agua procedía de un manantial o de alguna bolsa de agua subterránea. La realidad es que la Fuente Vieja y toda su construcción hoy conocida y asumida gracias a los trabajos de campo llevados a cabo, es una obra de ingeniería hidráulica inmensa hecha en cabezos de tierra permeable, siendo más del noventa por ciento subterráneo, hecho probablemente por personal procedente de las minas y que tenía un ramal que llegaba hasta el puerto (J. Manuel Campos, abril 2022. Referencia 6, de la entrada 4. Montañas).


Figura 21. Muro donde estaba el caño de salida de agua.
Imagen de 2012. (F.O.)

Personas que aún viven en la calle que da acceso al lugar, cuentan que en su momento desde el ayuntamiento se hizo una pequeña obra de fontanería en un muro de separación al final la calle Menéndez Pelayo con el cabezo, consistente en una canalización de parte del agua con salida por un grifo público para el aprovechamiento de la gente, aunque en realidad era un caño de salida de agua continua. Hasta hace poco más de un año (en 2021) podía comprobarse los indicios del mismo en dicho muro (figura 21). Por desgracia, ese caño tuvo que ser eliminado pues aquello se convirtió en un foco de conflicto vecinal, porque iban personas a lavarse, a vandalizarlo e incluso a lavar los propios coches.

Aunque este bien patrimonial fuese conocido y estudiado por profesionales de la Arqueología o de la Historia, desde el punto de vista informativo y divulgativo, salvo error y/o desconocimiento por nuestra parte, poco se había hecho y se estaba haciendo. Hubo una conferencia en 2009 publicitada en la web de La Huelva Cateta, con el título de “Conferencia Acueducto Romano de Huelva” a cargo de la Dra. Dña. Pilar Rufete Tomico (Arqueóloga del Servicio de Arqueología de la Diputación de Huelva), en el Centro de Visitantes “Huelva, Puerta del Atlántico”, el día 30 de marzo.    

En la misma web había una breve entrada titulada “El Acueducto Romano de Huelva”, del 6 de agosto de 2009 y por uno de los comentarios puede comprobarse que el acceso a la fuente en aquellos días, era bastante dificultoso. Incluía también un enlace de Wikipedia que se empezó a editar en 2008.

También en la web Choco Tóxico había un texto interesante sobre la Fuente Vieja, enfocado principalmente para un público desconocedor de este lugar, que incluía imágenes y datos de interés general. Dicha web desapareció, aunque está recuperada (posiblemente de forma parcial) en esta otra web de La Hornacina.

    Seguramente antes pudieron haberse organizado otros actos o actividades de difusión o información sobre la existencia de la Fuente Vieja, pero lo que sí es cierto es que fue a partir de 2012 cuando se empezaron a producir noticias y/o actividades sobre su existencia.

Una de ellas fue la iniciativa de un grupo de alumnado del curso de Técnicos de Información Turística. En agosto de 2012, de nuevo la web de Choco Tóxico, se hacía eco de ella publicando el documento de recogida de firmas, cuyo texto era el siguiente:

    <<El acueducto romano de la ciudad de Huelva tenía su punto de partida en los alrededores del Santuario de la Cinta y se extendía hacía el Sur perforando el cabezo del Conquero hasta llegar al Cabezo de San Pedro, donde hasta principios del s. XX hubo un surtidor en la esquina con la c/ La Fuente del que esta toma su nombre, desde allí la conducción se dirigía a otras fuentes situadas en la calle Palacio y Plaza de las Monjas.

    El acueducto romano de Huelva se basa en una serie de galerías que recogen el agua de lluvia que se filtra por las capas superiores del cabezo, formando un acuífero por donde los romanos hicieron discurrir las galerías para captar y llevar el agua hasta la población, disponiendo durante su recorrido de diversos respiraderos y cámaras de nivelación. Quiere esto decir, que el acueducto no conducía el agua desde un manantial específico, sino que generaba el propio caudal que distribuía en un sistema de autoabastecimiento de evidente complejidad técnica. Por termoluminiscencia se ha datado la construcción del acueducto en el siglo I d.C.

    La galería principal del acueducto tiene un ancho de 0,40 m y 1,25 m de alto y muestra dos técnicas constructivas diferentes: una adintelada y otra abovedada. Como sistema de ventilación y acceso a la galería se utilizaban unos pozos que, excavados desde la superficie llegaban perpendicularmente a ella. Su diámetro es de 0’60 m aproximadamente y la altura dependerá de la cota que tenga el cabezo en ese punto.

    La Fuente Vieja, situada en la ladera occidental del Cabezo de El Conquero, en la prolongación de la calle Menéndez Pelayo, en el barrio de Las Colonias era una de las cámaras de nivelación de la red de galerías del acueducto que quedó al descubierto, pasando a ser considerada popularmente como fuente.

    Durante 2000 años el acueducto ha sido el único medio de garantizar agua potable a la población de Huelva hasta la segunda década del siglo XX. Por eso, se puede afirmar que el acueducto subterráneo de Huelva ha sido la obra de infraestructura más sólida, singular y de mayor alcance con la que contó la ciudad y sin duda, por la importancia del abastecimiento que aseguró, la más insustituible. Aun hoy, totalmente abandonada, la Fuente Vieja sigue drenando un caudal aprox. de 30.000 litros diarios de agua.

    De la magnificencia de esta obra se han ocupado autores como Ibn Adb al-Munim al-Hymyari, Rodrigo Caro, Juan Agustín de Mora Negro y Garrocho, Pascual Mádoz, Rodrigo Amador de los Ríos, Baldomero de Lorenzo y Leal y Richard Ford.

    El acueducto y la Fuente Vieja se encuentran en la actualidad en el más absoluto abandono, sin ninguna medida de conservación, ni por parte del Ayuntamiento de Huelva, titular de los terrenos por los transcurre el acueducto y donde se ubica la Fuente Vieja, ni de la Junta de Andalucía, encargada de velar por la integridad del Patrimonio Histórico Andaluz, del que sin duda forma parte el Acueducto Romano de Huelva, como bien inmueble de singularísima importancia y sin parangón en el ámbito de la Comunidad Autónoma de Andalucía. Por ello, SOLICITAMOS de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, se adopten con urgencia las medidas cautelares necesarias para salvaguardar la integridad del acueducto y se incoe de oficio el procedimiento para la inscripción del Acueducto Romano de Huelva y de la Fuente Vieja en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz como B.I.C., en tanto que constituyen un inmueble singular que por su historia y utilidad para la ciudad hasta bien entrado el siglo XX requieren una protección especial, más allá de la genérica inclusión en la zona arqueológica de Huelva.>>

Figura 22. Escrito de recogida de firmas del grupo de alumnado de Técnicos de Información Turística.


    Como dicha web desapareció, la información de todo esto puede leerse en La Huelva Cateta, donde se incluía también un enlace al documento de recogida de firmas y, entre otras,  las dos siguientes imágenes captadas en aquella época del estado en el que se encontraba la zona.



  • Figuras 23 y 24. Imágenes tomadas de la web Choco Tóxico publicadas en La Huelva Cateta en julio de 2012


      Figuras 25, 26, 27 y 28. Estado de la Fuente Vieja en junio de 2012 (F.O.).

       

       Figura 29. Fuente Vieja, octubre de 2012. (F.O.)


                

        Figura 29bis. Plano de localización de Fuente Vieja (Huelva).

       



      jueves, 23 de junio de 2022

       6. Agua, estaba ahí

      Seguimos con la cita de Al-Himyari: [Awnaba] “Está abastecida de agua por un acueducto, formado por arcadas de ancha abertura, que atraviesa altas montañas. El agua es conducida hasta la parte más baja de la ciudad, y sirve para el riego de una parte de sus jardines. No se sabe exactamente de dónde viene esta agua.”

      Hay que volver a citar el texto del Profesor Manuel José de Lara Ródenas (Referencia 2, de entrada 2), respecto de los trabajos históricos relacionados con el acueducto romano: “En esos años, entrado el siglo XVII, el acueducto parecía abastecer satisfactoriamente de agua a la localidad. Lo decimos porque, Cuando Caro [Rodrigo Caro] anduvo por tierras onubenses de visita pastoral, hacia 1622, las galerías manaban de manera tan constante y suficiente que, en 1634, en los comentarios sobre Huelva contenidos en su Chorographía, el utrerano hacía esta elogiosa aseveración: “Ay una ermita un quarto de legua del lugar, que llaman nuestra Señora de la Cinta, donde está una imagen muy devota, y de muchos milagros; y cerca della ay un antiguo aqueducto, que por debaxo de tierra da muy buena agua, y bastante a la villa”. Era la primera alusión impresa al acueducto.>> (pp. 105, 106) Sigue este interesante texto del profesor Lara, ya citado anteriormente, detallando las diferentes alusiones históricas a la obra de ingeniería hidráulica romana durante los siguientes siglos XVIII y XIX.

      De estas indicaciones, el Sr. Lara extrae conclusiones como estas: <<De diccionario en diccionario, el acueducto subterráneo se había convertido en una referencia ineludible de Huelva, dándose la paradoja de que, cuanto más presente estaba en la literatura geográfica e histórica, menos lo estaba en la vida cotidiana de los habitantes de la villa y menos atención práctica se le prestaba, siendo abandonado a un inevitable deterioro, cuando no a un parcial desmantelamiento>> (obra citada, p. 112).

      Y para concluir su aportación en la monografía:

      <<El hueco dejado por Amador de los Ríos no es sólo insustituible por cuanto, aunque escribió por encargo, a él se deben las obras más voluminosas y minuciosas que dejó el positivismo histórico de Huelva, sino también porque fue el último representante de esa manera sistemática de examinar y tratar la información. Hubiera sido de extraordinaria utilidad que, en cualquiera de sus obras principales sobre el patrimonio de la provincia onubense, el autor hubiera mostrado por las galerías subterráneas de Huelva el mismo interés que albergó por los monumentos eclesiásticos y los elementos más significativos del caserío urbano. Pero no lo hizo.

      En adelante, y nos referimos esencialmente ya al siglo XX, las referencias al acueducto de Huelva irían apareciendo esporádicamente en las páginas de algunos historiadores y cronistas que, pese al olvido mayoritario de la población, estuvieron empeñados en reivindicar los elementos patrimoniales más valiosos de la historia local. Hay que resaltar en ello la labor de Diego Díaz Hierro, en cuyo archivo personal no faltaron los datos al respecto extractados de los copiosos fondos de los archivos onubenses, en un tiempo en que sólo él los exploraba. Luego, la conmemoración de los primeros 25 años de existencia de la Empresa Municipal de Aguas de Huelva y la feliz iniciativa de publicar un estudio multidisciplinar sobre el acueducto, El agua en la Historia de Huelva, pusieron por fin de actualidad -y hasta ahora- la vieja infraestructura subterránea de Huelva>> (p. 115).

          Pues bien, en este punto, enlazamos con la entrada 2 de este blog (2. La historia que empieza a estudiarse). Aquí nos volvemos a remitir al vídeo de Aguas de Huelva y a otros cuantos, más o menos con el mismo objetivo de dar a conocer a un público ajeno lo que tenía (y tiene) a su alrededor, sin ser consciente de su verdadero valor.

          La historia de la Fuente Vieja aún se está estudiando y posiblemente sea objeto en un futuro, más o menos próximo, de algún descubrimiento o hallazgo arqueológico o histórico. Lo que se conoce está publicado, entre otros libros, en el que ya se ha mencionado de la UHU (ver figura 2 de la entrada 2 de este blog, Referencia 2). Pero la realidad, al menos hasta hace unos pocos años, es que este bien cultural, histórico y arqueológico estuvo casi completamente olvidado y abandonado, y siendo objeto de un general desconocimiento. La mayoría de la población onubense ignoraba la existencia de la denominada Fuente Vieja. Solo unos pocos grupos de personas relacionadas con la historia de la ciudad, así como con el turismo sabían de su presencia e importancia.

      Figura 20. Vídeo del discurrir del agua de Fuente Vieja, publicado en la web Choco Tóxico del 8 de abril de 2010.


          La realidad era, y es, que el agua del acueducto (por ahora romano), estaba ahí, sigue estando ahí, en un lugar que aún parece recóndito (y desconocido) para buena parte de la gente de Huelva. Solo hay que esperar que su valor sea justamente reconocido y que para su puesta en conocimiento general y acceso público, se tomen las medidas adecuadas a su importancia, con independencia de consideraciones ajenas a la cultura.


      sábado, 18 de junio de 2022

      5. Antiguos vestigios

      Volviendo a las palabras claves que mencionaba el geógrafo árabe (año 1300 aproximadamente), tomamos ahora la de “antiguos vestigios”. En la conferencia ya mencionada del Profesor de la UHU Campos Carrasco (Referencia 6, abril 2022), podemos encontrar algunas claves al respecto. Quizás algún día se sepa a qué tipo de vestigios se refería Al-Himyari, pero el Sr. Campos ya da unas pistas en su disertación, que, aunque se centraba en la etapa romana, también menciona ya el hallazgo de restos de comunidades protohistóricas, con un conjunto de ídolos cilíndricos de importancia internacional. Vestigios de civilizaciones fenicia y griega, como el muro fenicio de San Pedro, así como materiales encontrados en la ría de Huelva y en las tumbas principescas del cabezo de la Joya de origen tartésico.

      El objetivo central de este texto gira entorno a la Fuente Vieja, pero de manera directa o indirecta no hay duda de que todo está relacionado, al fin y al cado, una circunstancia lleva a la otra. Ilustraremos con imágenes unos ejemplos de los numerosos vestigios encontrados en Huelva, y así quizás estaríamos más cerca de poder coincidir con algunos de los que pudiera tener en mente el citado geógrafo árabe cuando escribió al respecto. Aunque posiblemente él solo se refiriera a los procedentes del mismo casco urbano de aquella época, tal y como se han encontrado y siguen encontrándose todavía, porque como ya se sabe, en otras zonas de la actual periferia de Huelva han aparecido otros vestigios de los que quizás él no podría imaginarse.

      En los diferentes trabajos arqueológicos efectuados en Huelva, unos debido a hallazgos accidentales en obras diversas y otros con objetivos específicos previamente trazados, se han encontrado vestigios de diferentes épocas y periodos del pasado, algunos de ellos de indudable relevancia internacional. Objetos funerarios, domésticos, monedas, construcciones, etc., todos ellos dignos merecedores de ser expuestos en un museo arqueológico adecuado del que aún carece la ciudad de Huelva.

      - Vestigios de la periferia:



      Figura 10. Ídolos. Yacimiento La Orden – Seminario. Fuente: RR.SS. Huelva Te Mira, 2016.




      Figuras 11, 12 y 13. Ídolos y depósito votivo del ycimiento La Orden - Seminario. Algunos decorados con ojos-soles, cejas y tatuajes. (Imágenes tomadas de: Huelva Buenas Noticias y Terrae Antiqvae).

      Figura 14. Enterramiento. Yacimiento La Orden – Seminario. Fuente: Terrae Antiqvuae.


      - Vestigios del casco urbano:


      Figura 15. Urna funeraria, Yacimiento Cabezo de la Joya. Foto: Diario de Huelva, marzo 2020.


      Figura 16. Lo que pudo ser la primitiva muralla de la ciudad, datada a finales del siglo III a. C. Yacimiento de Plaza San Pedro. Imagen tomada de RR.SS. del Círculo de Patrimonio Cultural de Huelva, noviembre 2020.

      Figura 17. Piletas de factoría de salazones. Situada en calle Cardenal Cisneros de Huelva. Foto Lozano y González 2001, cedida por Javier Bermejo. Enlace.

      Figura 18. Basamento de sillares del Convento de las Agustinas, correspondiente al Faro de Onoba Aestuaria. Foto: Servicio de Arqueología de la Diputación de Huelva, cedida por Javier Bermejo. Enlace


      Figura 19. Restos encontrados en el solar del antiguo edificio de Hacienda. Josué CORREA (Huelva). Enlace.  Noticia del día 24 de abril de 2022, Huelva Información.




      viernes, 10 de junio de 2022

       4. Montañas

      En una obra del geógrafo árabe Al-Himyari se dispone por primera vez de una descripción de Huelva (“El acueducto de Huelva en los textos históricos y geográficos: el debate sobre su origen”, Manuel José de Lara Ródenas, UHU, Referencia 2). En este artículo se hace mención de un texto que <<no es posterior al siglo XV, que lo más probable es que se sitúe en torno a 1300 y que pudiera responder a noticias escritas en el siglo XII o incluso en el XI>> (p. 104).

      El texto se refiere a lo que este geógrafo llamaba Awnaba:

      AWNABA. – Huelva. Una de las ciudades que dependen de Gibraleón en al-Andalus. Es una ciudad defendida naturalmente: las montañas que la rodean no ofrecen más que pasos estrechos. Es antigua y se encuentran en ella vestigios antiguos. Está abastecida de agua por un acueducto, formado por arcadas de ancha abertura, que atraviesa altas montañas. El agua es conducida hasta la parte más baja de la ciudad, y sirve para el riego de una parte de sus jardines. No se sabe exactamente de dónde viene esta agua. Hay al Este de la ciudad una gran iglesia venerada por los habitantes, que pretenden que contiene los restos de uno de los Apóstoles. Sucede a menudo que se descubren hermosos vestigios cuando se hacen excavaciones en el suelo de esta ciudad”. (Referencia 4: Textos Medievales, 10. AL-HIMYARI: KITAB AR-RAWD AL-MI´TAR. Traducido por M.ª Pilar Maestro González, Valencia 1963. Versión digitalizada bajo licencia CC BY-NC-ND.).

      Las personas no versadas en Historia u otras disciplinas académicas similares, al menos podemos sacar algunas breves conclusiones de ciertas palabras que el geógrafo árabe menciona: Montañas, antiguos vestigios y agua.

      Haciendo un esfuerzo de imaginación, podríamos suponer cómo pudo ser Huelva en tiempos pasados. Una ciudad defendida de forma natural gracias a las montañas que la rodeaban con pasos estrechos. Montañas hoy reducidas de forma considerable, tanto por el paso del tiempo como por los efectos de la mano del ser humano. Obviamente esas “montañas” eran lo que hoy conocemos como cabezos, que casi con toda seguridad, en épocas pasadas pudieron tener más altura, pues los efectos de la erosión y sobre todo la acción humana los han reducido a lo que hoy son. De hecho, una imagen que se conserva del siglo XVIII puede ayudar en este ejercicio de imaginación, pues se aprecia lo que era el puerto de Huelva y al fondo las figuras de las elevaciones montañosas, los cabezos.


      Figura 7. Puerto de Huelva en el siglo XVIII. Óleo sobre tabla de 1830 de autoría desconocida. Tomada de Wikipedia (Referencia 5).


      A propósito de esta imagen de la figura 7, puede observarse en el centro una construcción en primer plano, que supuestamente era la puerta principal de acceso a Huelva desde el puerto. En este artículo del cronista onubense de adopción, Antonio José Martínez Navarro (Huelva Buenas Noticias), publicado en 2019, entre otros detalles, data la fecha de su construcción en el año 1573 y se ilustra con el dibujo de la figura 8 (Referencia 5).

      En relación a esta puerta y siguiendo con la UHU, en este caso podemos escuchar las palabras de Juan M. Campos Carrasco, Catedrático de Arqueología de la UHU, en una conferencia sobre ciudades romanas, en su intervención centrada en ONOBA AESTUARIA. LA CIUDAD DE HUELVA EN ÉPOCA ROMANA, emitida el 7 de abril de 2022 (Referencia 6). Dicha puerta rememora “una puerta romana” y era el acceso a la ciudad desde la zona portuaria. Además de ésta, supuestamente debieron existir otras, coincidiendo posiblemente con las vaguadas que se formaban entre los distintos cabezos (ver figura 9), dos de ellas existían con seguridad y la otra era probable que existiese. De hecho, recientemente se han encontrado restos de la situada al norte.


      Figura 8. Arco de la Estrella. Tomado de Huelva Buenas Noticias (Referencia 5).




      Figura 9. Plano físico de la ciudad de Onoba, tomado de la Referencia 6 (J. Manuel Campos Carrasco, Catedrático de Arqueología de la UHU), con las puertas de acceso señaladas (en la lámina original del Sr. Campos no está lo remarcado en verde).




      jueves, 9 de junio de 2022

       3. Un poco de perspectiva histórica  

          Para trazar una perspectiva histórica de esta obra de ingeniería hidráulica, parece que habría que trasladarse al siglo I d. C. La urbe romana ubicada en lo que hoy es Huelva, el centro urbano principalmente, estaba experimentando <<el relanzamiento de la industria pesquera y de salazones que, aunque ya existía en periodos anteriores, tiene un notable incremento, convirtiéndose en la base de su economía>>. (“Notas sobre la historia y funcionamiento del acueducto romano de Huelva”, Boletín número 6 del 15MHuelva, noviembre 2012. Referencia 3).

      Como es natural, para esta industria de la salazón, así como para el uso doméstico entre otras necesidades que podemos tener en mente, era necesario disponer de una amplia red de distribución de agua. Como atestiguan los restos encontrados en excavaciones arqueológicas en diversas partes de la ciudad, debieron de existir canalizaciones de diversos tipos para llevar el agua a las diferentes partes de la ciudad, para satisfacer las necesidades industriales, agrícolas y domésticas.

      Por ejemplo, <<en los restos de fábrica de salazones encontrados en la calle Palos número 3, se hallaron restos de tuberías de plomo insertas en una canalización de ladrillos, que deberían nutrirse del agua del acueducto>>. (Referencia 3. Boletín número 6 del 15M Huelva citado).


      Figura 6. Ilustración ideada del funcionamiento del acueducto y su posible trazado. “El Agua de Huelva". Ayuntamiento de Huelva.

      En el trabajo titulado “Contexto hidrogeológico de los cabezos de Huelva y el antiguo sistema de abastecimiento de agua”, firmado por Manuel Olías Álvarez, Ana Rodríguez Cárdenas y Juan Andrés Adame Domínguez de la UHU (figura 2 de la entrada 2 de este blog), se explica pormenorizadamente, entre otros aspectos técnicos como la calidad y cantidad de agua que mana de la fuente, el proceso de captación, filtración y distribución del agua por el acueducto. En los controles de caudal de agua, se llegó a tasar la cantidad de 43.000 litros diarios, como caudal medio entre febrero de 2018 y enero de 2019.

      <<A finales del siglo XVII, el ayuntamiento de Huelva aludía a la falta de agua general y al deterioro de un acueducto cuyas galerías y lumbreras habían carecido de la limpieza y regular retirada de escombros. Así, desde 1671 a 1691, por falta de recursos municipales, el acueducto había quedado abandonado a su suerte. No tenemos noticia de que se obligara a los propietarios de las tierras de los cabezos del Conquero a quitar y desenraizar las viñas y árboles plantados sobre la vertical del acueducto. Sólo en 1772, un siglo después, se llegó a intervenir contra dichos propietarios.

      Como consecuencia del terremoto ocurrido en 1755, las galerías del acueducto se vieron sensiblemente afectadas, produciéndose una paulatina disminución del caudal de la Fuente Vieja, de modo que se hizo necesario buscar otras formas sustitutorias de abastecimiento.

      La noticia del colapso del acueducto subterráneo cruzó incluso el Atlántico y llegó a oídos del presbítero natural de Huelva Diego Márquez Ortiz, primer capellán, vicario y juez eclesiástico de San José de Yuscarán, en Honduras, que decidió velar por la cañería onubense y legar para su reparación un total de 2.000 pesos. En 1772 el cuñado del presbítero dirigió los trabajos de reconocimiento de las galerías del acueducto y reconstruyó las partes deterioradas, limpió de barro y tierra todo el cañón de la conducción, arregló las lumbreras, devolvió la corriente a la fuente de la plaza de San Pedro, desde allí partía un caño que surtía el convento de religiosas Agustinas, por lo que hoy es la calle Tres Agosto, y desde allí la condujo por tuberías hasta una flamante pila de mármol con sus caños de bronce situada en la plaza de San Juan, ahora llamada Plaza de las Monjas.

      Gracias al dinero de Diego Márquez y al frenético trabajo de su cuñado, la galería volvió a conducir agua al casco urbano de la villa después de casi veinte años y el ayuntamiento tomó plena conciencia, si es que no la tenía ya, de la verdadera entidad de la cañería subterránea.

      Lo cierto es que tanta abundancia tenía en 1772 la fuente de la plaza de San Pedro que el agua rebosaba de la pila y circulaba (es de suponer que canalizada) por varias calles de la villa, constando en un acta capitular del ayuntamiento que el agua ‘se derrama y corre por las calles en bastante caudal, de forma que, sin dispendio alguno, los vecinos pobres por donde pasa dicha agua la recogen en sus casas y usan de ella para bebida y aseo de sus ropas y la sobrante la utilizan varios hortelanos para la crianza de sus legumbres’. 

      Sólo dos años duró esta abundancia pues a pesar de los esfuerzos tardíos del ayuntamiento, el acueducto se encontraba ya irremisiblemente dañado. En agosto de 1774, el ayuntamiento hacía constar en un acta la total sequedad de la fuente de la plaza de las Monjas y denunciaba las acciones de los propietarios de los cabezos del Conquero respecto de las lumbreras existentes en sus tierras, que utilizaban como pozos particulares.

      Durante todo el siglo XVIII (así como durante casi todo el siglo XIX y parcialmente en las primeras décadas del siglo XX), el acueducto fue el soporte fundamental del suministro del agua de Huelva y, si bien la fuente de la plaza de San Pedro y la de la plaza de las Monjas presentaron en adelante frecuentes intermitencias, la Fuente Vieja siempre mantuvo el foco de agua más caudaloso y constante con el que pudo contar la localidad hasta fechas relativamente recientes.

      Por eso, no parece desproporcionado afirmar que el acueducto subterráneo de Huelva fue la obra de infraestructura más sólida, singular y de mayores alcances con la que contó la ciudad y sin duda, por la importancia del abastecimiento que aseguró, la más insustituible.

      A principios del siglo XIX, el abastecimiento fundamental de la población continuaba procediendo de las aguas del acueducto que venían a desembocar en la Fuente Vieja. En 1828, ante la bajada del caudal de la Fuente Vieja, desde el ayuntamiento se dictaron las órdenes expeditivas: bajo multa de cuatro ducados, los aguadores sólo podrían tomar su carga desde la salida del sol hasta las nueve de la mañana, quedando a partir de esa hora la fuente para uso exclusivo de los vecinos que acudiesen a ella sin ánimo de lucro. Con estas medidas se pretendía, por un lado, regular el consumo de una sustancia tan vital y escasa como el agua y, en segundo lugar, evitar la especulación en un abastecimiento que se estaba convirtiendo en un auténtico negocio para los aguadores.

      A tal respecto, la Fuente Vieja se estaba convirtiendo en un foco de enfrentamientos y disturbios entre quienes acudían para su propio abastecimiento y quienes lo hacían como negocio. Así, el ayuntamiento se vio obligado a establecer un guarda en la Fuente Vieja para que cuidara del aseo y limpieza de la misma y evitase todo desorden que pudiera ocasionarse.

      Durante la segunda mitad del siglo XIX, la Diputación seguía recibiendo denuncias acerca de la forma en que algunos vecinos propietarios de huertas extraían el agua del acueducto por diversos pozos no autorizados, obstruyendo premeditadamente su curso, perjudicando así la afluencia hacía la fuente, lo que constituía el principal motivo del deterioro del acueducto.

      Ahora bien, no todas las carencias del suministro podían atribuirse a estos comportamientos ilegales. También resultaba responsabilidad del ayuntamiento el no acometer periódicamente las obras de limpieza y mantenimiento, pues nunca existieron en el municipio partidas presupuestarias regularmente dedicadas a la conservación de las galerías y cañerías.

      En el último cuarto del siglo XIX, precisamente cuando la población empezaba a despegar al calor del desarrollo minero de la provincia y sus necesidades cuantitativas y cualitativas aumentaban exponencialmente, las fuentes se habían ido secando progresivamente: primero, la de la plaza de las Monjas, después la de la plaza de San Pedro, cuyo depósito hubo de ser abierto para poder acceder directamente al agua. Naturalmente, esta dramática merma del suministro debió ir acompañada de un grave deterioro de la calidad del agua y, en muy corto plazo, acabaría repercutiendo sobre el estado de salud general de los onubenses. Bien podría atribuirse al deficiente funcionamiento del acueducto la sorprendente elevación de la mortalidad provocada por las enfermedades digestivas, sin duda, directamente relacionadas con la potabilidad de las aguas.

      Esta dramática situación llevó a que se tomaran iniciativas municipales tendentes a la restauración del acueducto para recuperar convenientemente el flujo de agua en las fuentes públicas de la ciudad. Estas medidas resultaron eficaces y en el año 1894 hay constancia de que el agua volvía a manar abundantemente en la fuente de la plaza de San Pedro y gracias a esta abundancia de agua, un par de años más tarde, se construyeron otros dos surtidores en la calle Puerto y en la plaza de San Francisco. Los medios de comunicación de entonces reclamaban atención y limpieza para el acueducto, y reconocían que éste se había convertido para los onubenses en algo desconocido y misterioso.

      A punto de encarar el siglo XX, la ciudad de Huelva poblada ya por más de 20.000 habitantes, requería bastante más caudal del que podía recoger y conducir el viejo acueducto del Conquero. Éste podría cubrir, en el mejor de los casos, parte del suministro doméstico, pero la realidad es que una ciudad en expansión, ansiosa de progreso y con proyectos de futuro necesitaba una red de abastecimiento mucho más compleja y moderna.

      Con el suministro domiciliario del agua, el acueducto cayó en el más absoluto olvido, ignorando injustamente el servicio que prestó a la ciudad durante casi dos mil años.>> (Referencia 3. Texto literalmente reproducido del Boletín 6 del 15M Huelva citado).


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